Úniquxs en un mundo que nos vende la especialidad en paquetes
Cómo el clean girl aesthetic se tragó nuestra autenticidad
Ayer vi a una chica en TikTok explicando su “rutina matutina de clean girl” mientras aplicaba diecisiete productos distintos. Desmaquillante, limpiador, tónico, sérum vitamina C, hidratante, protector solar, primer invisible, base ligera que “no se nota”, corrector “natural”, rubor como si fuera tuyo, gloss “efecto recién besada”.Todo para lograr ese look de “me desperté así”, cuidadosamente fabricado. Yo viendo esto a las 2 AM, agregando productos al carrito para conseguir esa autenticidad que aparentemente se compra por cuotas.



Hay algo profundamente perturbador en cómo hemos convertido la unicidad en una estética más del catálogo. Como si ser especial fuera una subscripción mensual que puedes cancelar cuando te aburras. Scrolleamos infinitamente buscando nuestra personalidad en un catálogo de personalidades en oferta. Entre miles de tutorials que prometen enseñarnos a ser nosotrxs mismxs. La paradoja es hermosa y terrorífica: todos siguiendo exactamente los mismos pasos para ser únicos.
Los trends de maquillaje llegan como pequeños altares del consumismo. Treinta labiales para expresar tu individualidad. Cada color una promesa de transformación, cada textura una simulación de quién podrías llegar a ser si compras lo suficiente.Las influencers los desempaquetan con la solemnidad de quien descubre tesoros arqueológicos. “Este tono me representa”, dicen, sosteniendo el producto número 847 de una marca que produce miles de “representaciones” idénticas.



Qué decir de CA7RIEL & Paco Amoroso, que construyeron su arte desde la incomodidad y la crítica feroz a la industria. Su burla hacia el mundo artístico, esa capacidad de señalar lo ridículo de tomarse demasiado en serio, se volvería contenido viral. “Cómo ser artista incomprendido en 5 pasos”. Su autenticidad, esa que duele porque es real, se transformaría en performance.



Es que hemos logrado algo extraordinario: convertir la individualidad en algoritmo. Los mismos filtros para ser diferente, las mismas poses para ser auténticx, los mismos productos para ser natural. El clean girl aesthetic requiere más pasos que el maquillaje tradicional, pero nos vende la ilusión de la simplicidad. Como si la sencillez fuera algo que se construye, algo que se aprende siguiendo tutoriales.
Me quedo pensando en esa angustia que llevamos todxs: la de querer ser especial en un mundo que nos vende la especialidad en paquetes. Compramos personalidades como quien compra ropa. Nos probamos estéticas como quien se prueba máscaras. Y en el fondo, en el fondo más profundo, sabemos que algo no cuadra. Que la autenticidad no puede ser reproducible. Que ser únicx no puede ser trending.
Las redes nos venden vidas que no existen 24/7. Nadie vive permanently en golden hour. Nadie se despierta siempre con el pelo perfecto. Nadie mantiene la misma energía de sus stories durante todo el día. Pero compramos esa mentira porque es más fácil que enfrentar nuestra humanidad imperfecta, nuestra belleza sin filtros, nuestra personalidad sin guión.



El verdadero negocio no es vendernos cremas ni maquillajes. El verdadero negocio es vendernos la ansiedad de no ser suficientes como somos. De hacernos creer que necesitamos ser curadxs, mejoradxs, optimizadxs. Que nuestra versión actual es solo un borrador de la persona que podríamos llegar a ser si compramos los productos correctos, si seguimos los pasos adecuados, si dominamos la técnica exacta.
Vivimos en una masa que nos intenta uniformar, pero paradójicamente nos vigilan por ser únicxs. Es raro, ¿no? No combines esos patrones. No uses ese zapato con esa falda. No te veas “muy diferente”. Pero también: sé auténticx. Sé únicx. Sé tú mismx. En fin, USA LO QUE QUIERAS, pero prepárate para ser juzgadx por ello.
Juzgan a Turbangirll por sus outfits extravagantes, critican a Mariabottle por su estética “demasiado” mientras ellxs están ahí luchando por tener una estética personal, valorando lo que realmente está hecho la moda. La ironía es deliciosa: lxs que más critican a quienes se atreven a ser diferentes son lxs mismxs que uniformemente siguen el clean look más básico y predecible.
Como decía Alexander McQueen: “La moda no debe ser políticamente correcta, de lo contrario, nunca sería revolucionaria”. Y eso es exactamente lo que hemos perdido: el coraje de incomodar, de no encajar, de ser demasiado algo. Preferimos la comodidad tibia de lo aceptable, de lo que no va a generar comentarios negativos.



Tal vez la verdadera rebeldía ahora sea despertar sin rutina de skincare. Salir sin filtros. Ser aburrida sin pedirle perdón a nadie. Existir sin hashtags que nos definan, sin estéticas que nos contengan, sin tutorials que nos expliquen cómo ser nosotrxs mismxs.
Porque al final, la única cosa que no se puede comprar, copiar o reproducir es justamente eso: ser tú, sin manual de instrucciones.
Si te gustó o te removió algo, déjame un comentario. Me gusta saber qué piensan de estos temas que me dan vueltas. Gracias por leerme, tqm ♡
Internet nos está consumiendo. Nos exige y nos hace vivir en una eterna comparación.
Amo tus publicaciones. Está me hizo pensar en Donna Haraway cuando se dió cuenta que todos sonreían igual, que todas las dentaduras eran iguales... Y no era a una casualidad.