Amo tus publicaciones. Está me hizo pensar en Donna Haraway cuando se dió cuenta que todos sonreían igual, que todas las dentaduras eran iguales... Y no era a una casualidad.
Y a mí me encanta cuando veo esa notificación y es un comentario tuyo. Qué acotación más clara: ser distinto no es casualidad, o quizás sí, pero la más bella.
Me parece que si concuerdo mucho con tu escrito. Yo personalmente me he sentido fuera de lugar cuando uso ropa diferente, colores vibrantes o algo que no está de moda, es horrible el sentimiento. Es de valientes enfrentarlo.
Sí, es de valientes enfrentarse al adoctrinamiento que también se lleva en la ropa. Ese que nos susurra que lo correcto es no destacar, que lo elegante es lo neutro, que lo seguro es lo opaco. Pero hay algo profundamente vital en elegir lo que nos gusta, cuando nos gusta, como un acto mínimo de desobediencia. Vestirse con colores, con formas, con rarezas, no es solo estilo: es sostener el pulso de lo que somos, incluso cuando el mundo quiere homogeneizarnos.
Internet nos está consumiendo. Nos exige y nos hace vivir en una eterna comparación.
Totalmente y de alguna forma debemos despertar.
Amo tus publicaciones. Está me hizo pensar en Donna Haraway cuando se dió cuenta que todos sonreían igual, que todas las dentaduras eran iguales... Y no era a una casualidad.
Y a mí me encanta cuando veo esa notificación y es un comentario tuyo. Qué acotación más clara: ser distinto no es casualidad, o quizás sí, pero la más bella.
Tanta verdad en este post
Me parece que si concuerdo mucho con tu escrito. Yo personalmente me he sentido fuera de lugar cuando uso ropa diferente, colores vibrantes o algo que no está de moda, es horrible el sentimiento. Es de valientes enfrentarlo.
Sí, es de valientes enfrentarse al adoctrinamiento que también se lleva en la ropa. Ese que nos susurra que lo correcto es no destacar, que lo elegante es lo neutro, que lo seguro es lo opaco. Pero hay algo profundamente vital en elegir lo que nos gusta, cuando nos gusta, como un acto mínimo de desobediencia. Vestirse con colores, con formas, con rarezas, no es solo estilo: es sostener el pulso de lo que somos, incluso cuando el mundo quiere homogeneizarnos.